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Toponimia del valle del Tiétar

Publié le 21/07/2013

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Toponimia del Valle del Tiétar. El valle del Tiétar es una comarca natural de Castilla, que se extiende por las provincias de Ávila y Toledo. Situado al sur de la Sierra de Gredos, comprende la depresión del río que le da nombre. Éste nace en el extremo oriental de Gredos, en el enclave denominado «La Venta del Cojo« perteneciente al pueblo de Santa María del Tiétar. Desemboca en el río Tajo en el parque nacional de Monfragüe. El Tiétar recorre las provincias de Ávila, Toledo y Cáceres, donde forma, en esta última provincia, el valle de la Vera. Discurre por los términos municipales de Sotillo de la Adrada, La Adrada, Piedralaves, Casavieja, Mijares, Gavilanes, Pedro Bernardo, Lanzahíta, Hontanares, Arenas de San Pedro y Candeleda, en la provincia de Ávila; por La Iglesuela, Sartajada, Buenaventura y Navalcán, en la provincia de Toledo y, como ya hemos dicho, por la comarca de La Vera, en Cáceres. El valle del Tiétar es principalmente llano y despejado, con colinas onduladas en algunas zonas. La sierra de Gredos forma una barrera que protege y resguarda el valle del viento frío del norte, lo que proporciona un microclima que facilita la existencia de una variada flora, incluyendo el cultivo de árboles frutales propios del clima mediterráneo. Es por este clima característico que se le conoce como 'la Andalucía de Ávila'1. De hecho, el valle es un enorme vergel. En sus fértiles suelos se crían olivos, madroños, castaños, cerezos, ciruelos, higueras, pinares, encinas, incluso naranjos. La fauna es variopinta: abejaruco, rabilargo, cigüeña negra, grulla, reptiles, mamíferos... Mientras que la economía de la zona agricultura, ganadería, apicultura, explotaciones forestales- se ha diversificado en los últimos tiempos debido, sobre todo, al turismo gracias a la proximidad de Madrid. Tras la conquista de Toledo en 1085, el extenso alfoz asignado por Alfonso VI a la ciudad de Ávila, incluía, en su sector meridional, las tierras pertenecientes al valle. Sin embargo, esta zona sur de Gredos no se verá afectada de inmediato por el proceso repoblador puesto en marcha por la corona castellano-leonesa. Durante el siglo XII la comarca se mantuvo prácticamente deshabitada, si exceptuamos quizás algunos enclaves bien protegidos al otro lado del puerto del Pico y en torno a El Colmenar (término municipal de Mombeltrán), que fueron ocupados por pequeños grupos humanos de carácter no estable relacionados con las actividades ganaderas. Los primeros momentos de ocupación corresponden a los enclaves de La Morañega y Prado Parrilla (Cuevas del Valle), más los restos defensivos de Las Torres (Gavilanes) y Nuestra Señora de la 1 De hecho, varios pueblos del valle se disputan este apelativo. Los lugareños atribuyen el sobrenombre al carácter alegre y hospitalario de sus gentes, aunque es probable que se deba al tiempo bonanzoso, distinto al del resto de la provincia, así como a la prosperidad de sus cultivos. Otra explicación a este apelativo, que hermana el valle del Tiétar con Andalucía, podría encontrarse en el dialecto lingüístico de la zona: relajación de s y consiguiente aspiración de los plurales. La h en muchos casos se aspira y se transforma en j : jelecho por helecho. La d se pierde en ciertas terminaciones: *prao por prado; lo mismo le sucede a la g intervocálica: *miaja por migaja. La b se convierte en g: *agüela por abuela; la r sufre metátesis: *Grabiel por Gabriel. Se suprime la r en preposiciones: pa por para. Rasgos compartidos con otros dialectos típicos del sur de España. Torre, esta última en la zona baja del barranco de las Cinco Villas2. Las grandes masas forestales y la difícil orografía amparaban su vacío demográfico. En este tiempo sólo existía la denominada Torre de las Ferrerías que cita expresamente la Crónica de la Población de Ávila. Un diploma de 1181 alude a sus terminos illos desertos, y todavía en 1250 se designará a todo el conjunto centro meridional del obispado con la significativa expresión de allende sierra e pinares, aunque al otro lado de la sierra del valle, en el vecino Burgohondo, ya había surgido en 1178 la abadía o monasterio de Sancta María de Fundo, cuya influencia como centro rector de la incipiente vida civil y religiosa de la comarca se dejará sentir, por ejemplo, en La Adrada. Debe advertirse, además que la supuesta colonización y poblamiento de Nava la Solana y sus alrededores, atribuida por Fray Diego de Jesús al caballero abulense Blasco Ximeno el Chico hacia 1140, parece carecer de fundamento histórico. Al hablar de Pedro Bernardo comentaremos este punto. Las razones de la tardía repoblación de la mitad meridional hay que buscarlas principalmente en la atención prioritaria dedicada desde el principio al sector septentrional del alfoz, en la proximidad de la frontera cristianomusulmana y, sobre todo, en la inseguridad militar que vive el territorio hasta finales del siglo XII a causa de la instalación momentánea de almorávides (1109) y almohades (11951197) en Talavera y en el área del Tajo y en las incursiones que éstos realizaban en territorio cristiano. Tan sólo a mediados del siglo XIII, cuando la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212) logra desterrar por completo la amenaza musulmana, dará comienzo la verdadera ocupación y poblamiento del valle del Tiétar. La aparición de núcleos estables de población en esta parte del valle, escasos todavía en comparación con otras zonas de l obispado de Ávila, resulta ya apreciable en la Consignación de Rentas Ordenada por el cardenal Gil Torres, de 1250, y en el Libro Becerro3, de 1303. Los lugares poblados, o al menos su testimonio, aumenta considerablemente en el siglo XIV. Alrededor de 1 345, el Libro de la Montería registra los principales centros de población, algunos de ellos, como Ramacastañas, Higuera de las Dueñas, La Adrada o Lanzahíta, documentados con anterioridad en fuentes documentales del s. XIII. Por su parte, los primeros testimonios de topónimos que incluy...

« Torre, esta última en la zona baja del barranco de las Cinco Villas 2.

Las grandes masas forestales y la difícil orografía amparaban su vacío de mográfico.

En este tiempo sólo existía la denominada Torre de las Ferrerías que cita expresamente la Crónica de la Población de Ávila .

Un diploma de 1181 alude a sus terminos illos desertos , y todavía en 1250 se designará a todo el conjunto centro meridional del obispado con la significativa expresión de allende sierra e pinares , aunque al otro lado de la sierra del v alle, en el vecino Burgohondo, ya había surgido en 1178 la abadía o monasterio de Sancta María de Fundo , cuya infl uencia como centro rector de la incipiente vida civil y religiosa de la comarca se dejará sentir, por ejemplo, en La Adrada. Debe advertirse, además que la supuesta colonización y poblamiento de Nava la Solana y sus alrededores, atribuida por Fray Diego de Jesús al caballero abulense Blasco Ximeno el Chico hacia 1140, parece carecer de fundamento histórico.

Al hablar de Pedro Bernardo comentaremos este punto.

Las razones de la tardía repoblación de la mitad meridional hay que buscarlas prin cipalmente en la atención prioritaria dedicada desde el principio al sector septentrional del alfoz, en la proximidad de la frontera cristiano - musulmana y, sobre todo, en la inseguridad milit ar que vive el territorio hasta finales del siglo XII a causa de la instalación momentánea de almorávides (1109) y almohades (1195 - 1197) en Talavera y en el área del Tajo y en las incursiones que éstos realizaban en territorio cristiano .

Tan sólo a mediados del siglo XIII, cuando la victoria cristiana de las Navas de To losa (1212) logra desterrar por completo la amenaza musulmana, dará comienzo la verdade ra ocupación y poblamiento del v alle del Tiétar .

La aparición de núcleos estables de población en esta parte del valle, escasos todavía en comparación con otras zonas de l obispado de Ávila, resulta ya apreciable en la Consignación de Rentas Ordenada por el cardenal Gil Torres , de 1250, y en el Libro Becerro 3, de 1303.

Los lugares poblados, o al menos su testimonio, aumenta considerablemente en el siglo XIV.

Alrededor de 1 345, el Libro de la Montería registra los principales centros de población, algunos de ellos, como Ramacastañas, Higuera de las Dueñas, La Adrada o Lanzahíta, documentados con anterioridad en fuentes documentales del s.

XIII.

Por su parte, los primeros tes timonios de topónimos que incluye la obra del rey castellano nos plantea dos consideraciones extralingüísticas.

En primer lugar, la extensión y consolidación de los asentamientos localizados en los fondos adehesados del valle, caso de La Iglesuela, Hontana res, Navalcán y Marrupe.

En segundo lugar, una vez conseguida la necesaria seguridad militar con el alejamiento definitivo de la frontera y tras haberse producido las primeras roturaciones en las amplias zonas boscosas, aparecen nuevas poblaciones resguardadas en las laderas de la montaña o al pie de las mismas: Escaravaiosa (Santa María del Tiétar), Piedralaves, Casavieja, Gavilanes y Pedro Bernardo.

Cabe señalar que la toponimia de este t erritorio es , 2 Chavarría Vargas, J.

A .

y González Muñoz, J.

M., "Las Torres (Siglos XIII -XVIII).

Evo lución histórica de un desp oblado en el Valle del Tiétar", Trasierra (Boletín de la Sociedad de Estudios del Valle del Tiétar) , 1 (1996); VV.

AA., "El poblamiento medieval en el curso medio -alt o del río Tiétar (Ávila)", Actas del IV Congreso de Arqueología Medieval Española , Alac ant, 1994, vol.

II. 3 Becerro de Visitaciones de Casas y Heredades o Libro Becerro Primordial de toda la Hacienda del Cabildo de Ávila .. »

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