«Yo quiero un «tragus«; mi amiga prefiere un «septum« y, aquí, el colega está pensando en un tatuaje que no salga muy caro«. No, no estamos en una escuela de lenguas clásicas, ni tampoco en una facultad de Filología. La conversación tiene lugar en uno de los muchos locales existentes en Madrid donde se hacen tatuajes y anillamientos, establecimientos con demasiados flecos legales hoy pero que están haciendo furor entre gentes de toda condición y edad.
¿Moda?, ¿arte?, ¿autolesión consentida?, ¿acto de rebeldía?, ¿ganas de llamar la atención? ... Pocos coinciden en la forma de definir este «boom« que deja marcado el cuerpo, a veces, de manera irreversible…
Liliana, argentina y diseñadora de modas, es la encargada del de Montera. La tienda da la sensación de limpieza. Varias mesas nos muestran los mil y un modelos de tatuajes que se pueden hacer. Desde una pequeña flor hasta una serpiente o una rana, pasando por verdaderos tapices con los que «bordar« un cuerpo entero.
Los precios del «tattoo« oscilan entre los 30 euros del más pequeño hasta los 270 del más grande si se opta por el color negro. En color, se encarecen un 30 por ciento aproximadamente.
La edad de los clientes del «tattoo« y el «piercing« varía entre los 15 y los 70 años. «Si nos llega un chaval, un menor, le decimos que venga con su familia. Y cuando viene, nos firma una autorización. Nosotros no tatuamos ni anillamos a menores de edad sin consentimiento de sus padres«, recalca.
Desde luego, no hay marcha atrás. Se puede llegar a borrar con láser, pero en estas tiendas no se hace. Para eso hay que ir a clínicas y sabemos que es muy caro. De todas formas, el adulto que se tatúa asume que es para toda la vida«.
Los expertos consultados por ABC nos indican qué tipo de personas se lanzan a estas dos modas. […]
El psicólogo Bernabé Tierno lo tiene muy claro: «Se ponen cosas raras para llamar la atención, para aparentar. La gente sencilla no necesita más adorno que unos pendientes o un anillo. Lo contrario es gente aburrida que no tiene llena su vida. No es tanto un acto de rebeldía como de que les miren. Más que un tratamiento psicológico, lo que hay que enseñarles es que sean ellos mismos, que tengan personalidad«.
Tierno recuerda que los antiguos guerreros se adornaban su cuerpo para «meter miedo«, para «impresionar« al enemigo. «Eso no malo, lo preocupante es cuando se abusa de esos adornos a costa, incluso, de la salud«.
Y de la salud nos habla, precisamente, el doctor Javier Cotelo, médico del Trabajo y conocedor de ambas técnicas. Nos lleva a un reciente estudio de la Clínica Mayo, en Estados Unidos, sobre las complicaciones de estas dos modas. La lista es para echarse a temblar. Desde las infecciones por hepatitis B, C y sida hasta las bacterianas, a base de estafilococos, en la piel. «El «piercing« en la lengua puede dañar la flora bacteriana, lo mismo que los que se colocan en zonas genitales, porque predisponen a infecciones. Además, hay desgarros y heridas, o traumatismos dentales« advierte.
Comentario:
El texto que me toca a comentar es un articulo sacado del periódico de derecha ABC que fue escrito el 28 de octubre de 2002 por la periodista María Isabel Serrano y que trata del tema de los tatuajes y anillamientos que son dos fenómenos de moda cada vez mas corrientes en la sociedad: “haciendo furor” “boom”… La periodista y nosotros mismos nos preguntamos cuales son las causas de este fenómeno. ¿Cuales son los orígenes de este fenómeno social, esto misterio para todos: Moda, Arte, acto rebeldía? Las respuestas son numerosas. Para intentar resolver esta enigma, la periodista va a investigar en una tienda madrileña y preguntar a dos especialistas del tema: primero en une local de la ciudad de Madrid y después a dos profesionales de la medicina.