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El esfuerzo

Publié le 27/03/2011

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Las figuras del silogismo

A partir de esta constatación, Aristóteles estudió los modos en los que puede producirse la argumentación silogística. Estos modos han sido denominados “figuras” del silogismo:

1ª FIGURA-. El término medio hace de sujeto de la premisa mayor y de predicado de la premisa menor. En este caso, la conclusión se ajusta a su cualidad (afirmativa o negativa), según la premisa mayor; y a su cantidad (universal o particular), según la premisa menor.

2ª FIGURA-. El término medio será el predicado de ambas premisas. Para que esta forma sea válida, es necesario que una de las premisas sea afirmativa y la otra negativa.

3ª FIGURA-. El término medio es el sujeto de ambas premisas. Sólo es válida con proposiciones universales.

4ª FIGURA-. El término medio es el predicado de la premisa mayor y el sujeto de la premisa menor. Esta figura no procede de Aristóteles, sino de su discípulo, y sucesor directo en el Liceo, Teofrasto.

Para el Estagirita, los silogismos de la primera figura son los “argumentos perfectos”, dado que su orden es “más natural”. Lo que significaba que el paso de las premisas a la conclusión era directo y no se precisaba de silogismos auxiliares. Aún más, cualquiera de los modos “imperfectos” puede reducirse a otro “perfecto”, con una conclusión equivalente.

Si cruzamos las cuatro figuras, con los distintos tipos de juicios (universales y particulares) y su diferente cualidad (afirmativos o negativos), obtenemos un total de 256 combinaciones. De las cuales, por supuesto, no todas son tipos válidos de razonamiento.

Reglas del silogismo válido

Se hace necesario, pues, aplicar una serie de reglas de validez, para que podamos obtener las formas coherentes de la argumentación:

  1. El silogismo sólo puede tener 3 términos.
  2. Los términos han de tener mayor o igual extensión (ser más universales), que la conclusión.
  3. El término medio no puede entrar en la conclusión.
  4. El término medio ha de ser universal en, al menos, una de las premisas.
  5. De dos premisas negativas, no se puede obtener ninguna conclusión.
  6. De dos premisas afirmativas, no se puede obtener una conclusión negativa.
  7. De dos premisas particulares, no cabe extraer conclusión alguna.
  8. La conclusión siempre sigue “la peor parte”, es decir, tiende a ser negativa y particular si alguna de las premisas lo es.