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BUSCANDO PEPITAS

Publié le 16/09/2014

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BUSCANDO PEPITAS

Fue un aile de grandes provechos para los lavadores de aquellas arenas, que agitaban incassables sus bateas en las pedregosas riberas.

La negra Damiana lavaba sin treg,ua ; el tabaco en la boca, con la candela hacia adentro, al aire los gordos brazos, papart-dujos, porque ya no era joven, con un grito de jubile celebrando entre ratos el dorado hallazgo en el fonda de su batea. El negro Ricardo, en la orilla opuesta, con una botella casi Ilena de pepitas de oro, pero maldiciendo impaciente cuando no las encontraba entre el material lavado.

-          Qué te estas imaginando tn, negro Ricardo ? Que en cà bateazo te has de juntà. con ore ?

    Ye contigo no me estoy rnetiendo, negra Damiana. Dale a tu batea callà.

   Es que te la pasas maldiciendo.

    Es que -hi la tienes cogia conrnigo.

El negro Ricardo y la negra Damiana se querian casar ; pero cuando tuvieran las botellas completamente llenas de pepitas de oro.

LI habia Ilegado a El Callao junto con otros negros trini-tarios, a muchos de los cuales ya se los babian tragado los socavones, galeras de su raza ; pero hacia varies ahos que no trabajaba en elles parque una vagoneta le habia trozado una pierna. A ella se la trajeron consigo, chiquita, sus padres, cuando vinieron de 13arbados a trabajar en la mina antigua.

Una noche dormia Ricardo, la cabeza sobre la batea y bajo ésta la botella a punto de colmarse hasta el cuello de pepitas de ore. Dormia sobre el cascajo de la ribera y In arrullaba el rumor del agua negra y fea. Tres dias con sus noches, de clara lutta ernbrujadora, habia estado lavando sin descanso, pero al mediar la tercera ya no pudo mas...

; Y softaba ! Que se habia comprado una pierna de goma con blanda almohadilla de seda para su muitôn dolorido, que entraba muy orondo en la iglesia, con la negra Damiana apoyada en su brazo, vestida de blanco, con fier de azahar...

 

Pero cuando despert6, ya clareando, la botella no estaba debajo de la batea.

« dîa fue su locura e1nprcndcrla a pedradas contra todas las que encontrase, destruirlas hasta que no qucdase una sobre la tierra.

La negra Danüana, ya presa para siernpre de la obsesiôn del oro, continuô la ando las niilagrosas arenas, sin darse cuenta de que muchas vr-ces junto con el cascajo tiraba las pepitas El tabaco en la boca, apagado.

'i( callada, callada ...

(r) nevuélvame mi bote/la.

COMENTARIO Rômulo GALLEGOS Canain1a 1 ,.

Qué proccdin"liento cmplean para sacar las pepitas de oro ? l C6mo Yeacciona cada uno en su -idéntica labor ? r! Qué intenn6n tendrdn las palabras que se echan una a otro ? 2 Comente « los soccivones, galeras de su raza 11.

,· Qué anhelo u obli­ gaciôn ha tiaido aqui a estas negros ? 3 c· En qué estriba la ternura de lit noche que pas1! Ricardo soilando con una pr6xùna felicidad ? (.

l)or qué lo sucedido aquella noche le volvi6 loco ? r:· Qué le pas6 también a lJamiana ? 4 r! Cônio este relato hace pensar en un cuen!o y lambién en uno de aquellos sucesos dcsgraciada1ne11te frecuenles ? EJERCICIO GRAMATICAL En oui'ranf la porte de l'L:curie, le fermier a constaté que son cheval était mort.

Le torrent d'eau, en tonibant sur les rochers, se dispersait en nuages de vapeur et d'écun1c, puis se reformait plus bas.

En le décorant pour son acte de bravoure le chef lui dit :. »

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