MITOLOGiAS DE VELÂZQUEZ

MITOLOGiAS DE VELÂZQUEZ

La composiciôn del Baco, que todos hemos concluido pot hamar Los borrachos — de acuerdo con el pueblo y muy adecuadamente --, corresponde, en la vida de Velàzquez, a una época anterior a la de La /ragua de Vulcano. Pero, dentro del sistema de nuestras series, conviene que este cuadro preceda a aquél. Apolo, en Las Fraguas, tiene, par lo menas, un nimbo.

Vulcano, no. No tiene nimba ni nada que revoie divinidad. Tiene sola,mente su vigorosa y enjuta hombria, su caràcter étnico bravio de espariolazo con barbas. Él y sus adldteres estan desnudos, es verdad. Pero, ,; acaso no puede ser que también se pongan desnudos, en dia de calor y en -lama jurito al gran fuego, unos jayanes de Castilla Se advierte, es claro, que la mitologia se ha quedado en pretexto. Lo que le importaba al artista era este cora de carnes morenas, evidentenlente carnes mort ales y muy sujetas al agravio de la vejez y del sudor. Par si era necesario, para contrapeso del nimbo de Apolo y de su laure!, aqui estan, en la gran chimenea, la jarrita, los pequerios enseres castellanos y labriegos. El aire gris, siempre dotado en Velàzquez de tarda personalidad y virtud, circula, vive entre las penumbras, que aqui todavia son doradas, lejos de la maravillosa profundidad plata o azul, que luego alcanzarà el pintor. Bafiado en este aire, todo, personas y cosas, permanece tranquilo, henchido de individualidad, pero de dignidad también. Otro no hubiera podiclo renunciar, par

tratarse de choses, a cierto énfasis. O, al revés, recuérdese

que lo que viene a contar Apolo a estos résticos es una desven-tura conyugai, la infidelidad de Venus hacia Marte —, a un poco de humor. Velàzquez, no. impasiblemente objetivo, es crudo coma la verdad, pero serio cornu ella.