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El camino

Publié le 01/12/2013

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GUÍA DE LECTURA DE El camino de Miguel Delibes SEMBLANZA BIOGRÁFICA Nace Miguel Delibes en Valladolid, capital de la comunidad autónoma de Castilla y León, el 17 de octubre de 1920. Su abuelo paterno se asienta en España en 1860, adonde emigra para participar en la construcción de una línea de ferrocarril en la provincia de Santander. En uno de sus pueblos, Molledo -Portolín -escenario luego de una de las primeras novelas delibeanas, "El camino"-, se casa con Saturnina Cortés, y con los años traslada el matrimonio su residencia a Valladolid. El niño Miguel estudia en el colegio de La Salle y, en 1938, con 17 años, y antes de que le movilicen como soldado en la guerra civil que asola España desde 1936, decide enrolarse como voluntario en la Marina. Delibes, sin embargo, queda profundamente marcado por el conflicto bélico. Regresa a Valladolid recién terminada la guerra y estudia Comercio y Derecho. Sin embargo, ninguna de estas carreras le complace. Y sólo el azar quiere -él mismo lo ha reconocido así- que desemboque en el mundo del periodismo y de la literatura. Como también le gusta el dibujo -su padre le ha matriculado en la Escuela de Artes y Oficios-, Miguel Delibes ingresa como caricaturista, en 1941, en "El Norte de Castilla", el periódico de su ciudad, y pasa luego a ser redactor. Ya es por entonces novio de Ángeles de Castro y ésta -que luego será su esposa- le anima a leer y a satisfacer el espontáneo deseo de ponerse a escribir. De esta manera, casi por puro azar y con una formación eminentemente auto didacta en lo que a lo literario se refiere, escribre su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, que consigue el prestigioso premio Nadal, en la noche de Reyes de 1948. Es el espaldarazo. Dos años antes se había casado con Ángeles de Castro y hab ía conseguido la cátedra de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de su ciudad. A partir de ahora compaginará la enseñanza, el periodismo y la literatura. Del periodismo a la novela Miguel Delibes es nombrado subdirector de "El Norte de Castilla" en 1952 y director en 1958. Emprende una serie de campañas en favor del medio rural castellano y ello le lleva a enfrentarse con el régimen y la censura reinantes, viéndose obligado a dimitir de su cargo en 1963. Pero no ceja por eso en su denuncia de la post ración de Castilla y, cuando no puede hacerlo desde el periódico, lo hace desde la narrativa. Nace así su novela Las ratas (1962), verdadera epopeya novelada de la tragedia del campo castellano. Pero ya antes había publicado varios títulos más, en espe cial El camino (1950), su tercera novela y arranque y confirmación de lo que habrá de se r su auténtico estilo narrativo. Junto a títulos señeros como La hoja roja (1959), Cinco horas con Mario (1966), Parábola del náufrago (1968) -su novela más experimental-, o Las guerras de nuestros antepasados (1975), El disputado voto del señor Cayo (1978), Los santos inocentes (1982), Delibes publica también sus primeros libros de caza y crónicas de viajes. Académico de la lengua. Galardones. En 1973, con más de veinte libros publicados y varios premios en su haber, Miguel Delibes es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua, ocupando el sillón "e minúscula". Llegan también para Miguel Delibes los reconocimientos y los premios: el Príncipe de Asturias, en 1982; el premio de las Letras de Castilla y León ,...

« Académico de la lengua.

Galardones. En 1973, con más de veinte libros publicados y varios premios en su haber, Miguel Delibes es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua , ocupando el sillón “e minúscula”. Llegan también para Miguel Delibes los reconocimientos y los premios: el Príncipe de Asturias , en 1982; el premio de las Letras de Castilla y León , en 1984; el de las Letras Españolas , e n 1991; y dos años más tarde, en 1993, el premio Cervantes , el más prestigioso galardón para escritores de habla hispana.

Su discurso de aceptación del premio ha sido consider ado como uno de los más bellos y profundos de cuantos se hayan pronunciado en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Y aun cuando en él parece dar a entender Miguel Delibes que da por clausurada su creación literaria, cinco años más tarde, en 1998, publica la que puede considerarse su novela más ambic iosa e incluso su obra cumbre: El hereje , un alegato en favor de la libertad de conciencia.

La novela se desarrolla en el Valladolid del siglo XVI, y “a Valladolid, mi ciudad” dedica Delibes el li bro.

Ciudad donde nació y donde ha vivido siempre porque, como él mismo ha repetido, “soy como un árbol, que crece donde lo plantan”. Extractado de http://canales.nortecastilla.es/ EL CAMINO.

LA NOVELA. Título. En el título se encuentra la idea central del libro, «y que D.

José, el cura — uno de los personajes - expone en su habitual predicación de l os domingos a los habitantes del pueblo: Dios señala a cada uno un camino y la felicidad consiste en seguirlo por muy humilde que sea, y no buscar otro por ambición» ( La novelística de Miguel Delibes, Murcia, Publicaciones del Departamento de Literatura Es pañola, Universidad de Murcia, 1973, p.

67 -68) Temática y argumento. Tras dos novelas que él mismo considera de aprendizaje, El camino es la obra apreciada por Delibes como su primera entrega literaria de interés.

La acción transcurre en un microcosmos ru ral: una aldea, donde un niño, Daniel el Mochuelo, se enfrenta a la posibilidad de abandonar ese espacio protector y predecible para estudiar en la ciudad.

Las reminiscencias de su vida junto a amigos como Roque el Moñigo y Germán el Tiñoso imprimen un enc antador sello infantil al relato, que se construye con una clara perspectiva, y es que «Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once años, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal» (Los estragos d el tiempo, ed.

definitiva de El camino, La mortaja y La hoja roja, col.

Mis libros preferidos, vol.

I, prólogo de Giuseppe Bellini, Barcelona, Ediciones Destino, 1999, p.

25).

Aunque cabría pormenorizar la filosofía vital de don Moisés, el maestro, hay un asunto claro, y es que los personajes adultos quedan en el margen de la otredad. Ellos son los otros, los distintos, los miembros de otra tribu.

En este caso el discurso queda expresado por boca del pequeño protagonista, que a su vez es reflejo de otros ca maradas de escaso porte. Así pues, el chaval es quien mejor entiende, pese a su corta edad y a los extravíos de su lógica, la cualidad en que su pueblo aventaja a la urbe: la integridad, llana y simple, carente de aderezos románticos.. »

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